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Alguien tiene que morir
Mucho ruido y pocas nueces

Un autor y un elenco de renombre no logran rescatar Alguien tiene que morir, la debilucha serie de suspenso de Netflix.

Alguien tiene que morir afiche

El anuncio de una mini serie creada por Manolo Caro (el artífice de ese exitazo llamado La casa de las flores) y protagonizada por la española Carmen Maura (una de las divas almodovarianas más recordadas) y la mexicana Cecilia Suárez, presagiaba un buen resultado. Pero Alguien tiene que morir no satisface esas expectativas, dejando con gusto a poco al público de Netflix.

En tres episodios, de aproximadamente una hora de duración, el guion está en manos de Fernando Pérez y Monika Revilla. Es ahí donde todo se desvanece, en una trama forzada y predecible que los directores y actores no alcanzan a salvar.

En la España de Franco

Gabino (Alejandro Speitzer) es el personaje que desencadena el drama en esta mini serie de Netflix.
Gabino (Alejandro Speitzer) es el personaje que desencadena el drama en esta mini serie de Netflix.

Alguien tiene que morir nos lleva a la España de los años 50, una época caracterizada por una sociedad conservadora y represora. El franquismo, en su esplendor, marca una diferencia abismal entre la alta sociedad y los pobres, los vencidos en la Guerra Civil, los izquierdistas indeseados por la dictadura.

Al centro de la trama está Gabino (Alejandro Speitzer), el hijo de un matrimonio adinerado que debe regresar a su hogar desde México cuando es llamado por sus padres para conocer a su prometida. Se trata de un noviazgo concertado por motivos económicos que no sigue la voluntad de ninguno de los dos jóvenes.

El muchacho —que antes de partir a México había dejado asuntos sin resolver, incluido un amorío adolescente— llega acompañado de Lázaro (Isaac Hernández), un bailarín muy seductor con el que comparte una estrecha relación.

Una amistad que hace surgir los rumores de una supuesta homosexualidad, que desatan el escándalo y la violencia.

¿Thriller o drama?

Cecilia Suárez se aleja aquí de su famosa Paulina, la protagonista de La casa de las flores
Cecilia Suárez se aleja aquí de su famosa Paulina, la protagonista de La casa de las flores.

Si bien el casting y la música, compuesta por Lucas Vidal, ganador de dos premios Goya por su trabajo en importantes películas, están muy bien, la serie en general no pasa de ser un intento fallido.

El título nos invita a ver un thriller y, de alguna forma, la dirección artística y la ambientación van hacia allá, hacia el crimen y el suspenso.

Pero, al final, la mini serie es más un drama de denuncia social que otra cosa.

Los cruces entre los personajes y las metáforas incluidas (como la de las palomas, heridas antes de servir como blanco en el tiro con escopeta) resultan reiterativas, obvias y, por lo tanto, torpes.

Algunos diálogos y caracterizaciones se sienten forzados, poco naturales, a pesar de que, como es de esperar, Cecilia Suárez cumple como la afligida madre de Gabino y Carmen Maura logra espantar como la implacable abuela del joven.

Alguien tiene que morir no entrará en la lista de las mejores miniseries que se pueden ver en plataformas de streaming. Y eso es lamentable, porque cuenta con medios y talento suficientes, delante y detrás de las cámaras.

Sumando y restando, la creación de Manolo Caro puede servir de placer culpable si no se espera gran cosa. Un tentempié que se puede digerir bien a la espera de saber quién es esa víctima que debe morir.

¿Dónde ver Alguien tiene que morir online?

Esta coproducción mexicano/española está disponible en Netflix.