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House of Cards
Hizo historia con su inicio y con su fin

La primera serie original de Netflix fue histórica y se mantuvo como uno de los programas más importantes mientras estuvo “al aire”, hasta que la realidad la forzó a terminar.

House of Cards afiche

El nacimiento de House of Cards fue histórico. En lo que pareciese ser otra época, en 2013, Netflix se preparaba para estrenar su primera serie de ficción original.

El que un servicio de streaming hiciese su propio contenido era una idea nueva y, como estaban apostando, se fueron a la segura: 100 millones de dólares por las dos primeras temporadas, actores de la talla de Kevin Spacey y Robin Wright, y David Fincher en la cabeza como director y productor ejecutivo.

Y resultó. House of Cards fue conversación en todo el mundo, se convirtió en la primera “serie web” nominada a premios importantes, ambos protagonistas ganaron el Globo de Oro y se mantuvo “al aire” por seis temporadas. Pero lo más importante es que su éxito marcó la primera de incontables producciones originales para Netflix. El resto es historia.

Ambición, poder y teatralidad

Basada en una serie británica del mismo nombre (que a su vez estaba basada en una novela), House of Cards trata sobre lo que pasa cuando al político Frank Underwood se le niega el importante puesto que se le había ofrecido. Con aspiraciones presidenciales y la ayuda de su astuta esposa Claire, empieza una carrera por vengarse de quienes lo traicionaron y poder alzarse con uno de los cargos más influyentes del mundo.

Todo suena un poco Shakespeareno, y es que Macbeth es una obra donde también un hombre buscaba conseguir el trono a través de maquinaciones junto a su fiel esposa.

No es casualidad que las historias arquetípicas se repitan (podría decirse lo mismo de Succession con El Rey Lear, por ejemplo), pero la decisión de adaptar una historia de corrupción moral y ambición en la política estadounidense es una jugada brillante por la cantidad de paralelos que sigue valiendo la pena mostrar.

House of Cards tiene una veta teatral, y no solo por los largos monólogos y las rupturas a la cuarta pared que Frank hace cuando se dirige al público. Es también porque esta historia de cinismo se ubica en un mundo que tiene un escenario y donde solo unos pocos actúan para el resto. Para la serie, la política —como todo lo demás— es un juego de poder, y la población a quien afecta son meros espectadores.

El trágico destino de House of Cards

Durante temporadas, el matrimonio Underwood se metía en líos cada vez más elucubrados para acercarse al poder. Pero, si Veep nos enseñó algo, es que en el momento en que el protagonista obtiene lo que quiere, la serie se termina, por lo que House of Cards dio muchas vueltas antes de concluir.

Después de hacer un recorrido por la deshumanización de sus protagonistas, relaciones internacionales tóxicas, sobornos, chantajes y demostraciones públicas de política despreciable, House of Cards debía llegar a su fin. Y lo hizo de una forma muy poco esperada.

Uno de los primeros nombres, y de los más importantes, en caer cuando Hollywood demostró no ser más poderoso que el movimiento #MeToo, fue el de Kevin Spacey.

El galardonado actor fue acusado de múltiples denuncias de acoso sexual, lo que culminó con su despido de la serie y terminó con su carrera actoral (cuanto menos se diga de los extraños videos que el actor inexplicablemente saca de vez en cuando augurando su regreso, mejor).

Un final turbulento

El personaje de Robin Wright, Claire Underwood, fue quizás siempre el más interesante de la serie. Y, afortunadamente, fue obteniendo un protagonismo en las últimas temporadas que permitió que tomara el control de la serie en la sexta y última.

Tras el despido de Spacey, los guionistas se vieron obligados a reescribir la temporada final, matar al personaje de Frank y poner, adecuadamente, a Claire en el centro.

Los resultados fueron mixtos y la serie no terminó de la forma más decorosa posible, pero era la única manera de que la obra pudiese concluir lo iniciado de forma responsable.

Aún así, el legado de House of Cards es otro: el de cambiar el sistema en que la gente ve televisión y revolucionar la industria completa dando un ejemplo de que la calidad es calidad venga de donde venga.

Hoy hay muchos servicios de streaming más, y todos apuestan a tener en su parrilla un producto de este calibre, algo que los impulse y los ponga en el mapa. Es interesante pensar que hace menos de una década era todo diferente, y que sin esta apuesta de Netflix no hubiésemos llegado a lo mismo.

¿Dónde ver House of Cards?

Las seis temporadas de House of Cards están disponibles en Netflix.